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Las sirenas de Yanacocha

Las sirenas de Yanacocha Hace dos años trabé íntima amistad con un arriero llamado Ceferino. había nacido en Cuncani y en un tiempo había disfrutado de la agricultura y ganadería, hasta que una serie de cambios en el clima lo redujeron a la pobreza. Para evitar el bochorno que sigue a tales desastres, abandonó su trabajo , y utilizando su buenos animales de carga se dispuso a trasportar y comerciar alimentos con otras comunidades , cerca de Urubamba, en el valle sagrado.


Ceferino, me narró una historia que le había sucedido a un arriero amigo suyo hace unos años. Este señor fue encontrado flotando en la laguna.


Debido a la gran preocupación de su familia, todos ellos organizaron una búsqueda, preocupados por su tardanza, siguieron todos los pasos y caminos que había tomado para finalmente ser encontrado justo a tiempo, el señor estaba flotando a la orilla de la laguna, corrieron para sacarlo y faltaba nada para que se ahogará.


Tardó dos días en recuperar su conciencia y al contar lo que había sucedido el tartamudeaba y se mostraba muy afectado y con muchos signos de delirio y locura, de lo poco que se le pudo entender fue que el, al pasar muy tarde por ahí empezó a oír unos cantos de mujeres que le hicieron sentir un sueño y ese arrullo era cada ves mas fuerte y le hacia acercarse más s y más hacia la laguna, sin que el pudiera evitarlo, para luego no recordar nada como si se hubiera sumergido en un sueño profundo.


Uno de sus hijos sin comentarlo con la familia había salido justo en el momento que su padre solía regresar, este joven aveces sorprendía a su padre con algo de comida y continuaba para ayudarle en el camino de regreso. Fue este infante quien había encontrado a su padre flotando en la laguna, la impresión fue tan fuerte que pensó que su padre estaba muerto y sin dudarlo se lanzo a la gélida laguna y gracias a que su padre había recolectado mucha paja para cambiar el techo de su vivienda había estado boca arriba aún respirando y fue sacado a la orilla, los gritos del muchacho y el ladrido de los perros habían hecho posible que pudieran ser escuchados por el grupo que habia salido a buscarlo, el hijo respondió al llamado justo cuando tenía a su padre en la orilla de la laguna.


Los locales ya nunca pasan por la laguna antes del atardecer y cada vez que van en peregrinación a la cruz del Señor de Torrechayoc dejan ofrendas y piden permiso a la laguna para continuar el viaje.


Foto : #RichoJaip Cuento adaptado de Edgar Allan Poe basado en una historia de ficción.


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